Casi cualquier creyente sabe que es importante orar unos por otros, y los más preparados podrán citar algunos versículos que enseñan esto, pero ¿cuáles son las razones por las que debemos orar frecuentemente unos por otros?
Veamos una de las razones más importantes: Debemos orar unos por otros para poder sobrellevar cargas que uno solo no puede soportar.
El apóstol Pablo cuenta en 2 Corintios 1:8 que en una ocasión experimentó una tribulación más allá de sus fuerzas, algo tan terrible que incluso perdió la esperanza de conservar la vida. Cuesta trabajo creer que el mismo Pablo reconozca haber pasado por un momento donde perdió la esperanza, sobre todo porque él mismo soportó prisiones, azotes, naufragios, hambre, desvelos, y muchas cosas más y en ellas mantuvo un buen ánimo.
Pablo no era un hombre que se desanimara fácilmente, pero él mismo reconoce que lo que le pasó en Asia fue superior a sus fuerzas.
Cuando tuvo tiempo para meditar sobre esta tribulación, llegó a la conclusión de que Dios la había permitido para que Pablo no confiase en él, sino que confiase en que Dios podría ayudarlo, o incluso resucitarlo si fuera necesario. Esto nos da una pista para saber la razón por la cual permitió esta situación (podríamos llamarla “tribulación nivel asiático”).
Ya sabemos “qué” experimentó Pablo y “para qué” lo experimentó. Experimentó una tribulación superior a él y fue para que confiara en Dios. Ahora vamos a ver “cómo” fue que Pablo superó esta prueba.
Pablo reconoció que en esa prueba “asiática” la ayuda de Dios vino a través de las personas que oraron por él. No sabemos exactamente cómo se organizó este tiempo de intercesión, tampoco sabemos cuántas personas oraron por Pablo, o cómo se enteraron de la tribulación del apóstol.
Lo único que sabemos es que oraron por él. Fue gracias a la oración de todas estas personas que Pablo pudo soportar la prueba y salir victorioso de ella.
A esta experiencia de alivio a través de la intercesión de otros Pablo le llamó “la cooperación de la oración”, o para decirlo más coloquialmente, se organizó una coperacha.
En nuestra cultura cuando se organiza una coperacha, lo que se hace es que un grupo de personas decide aportar voluntariamente cierta cantidad a favor de otra persona o de algún proyecto. La idea de la coperacha no es una cuota o una cantidad exacta, sino que cada quien da de acuerdo a lo que tiene a la mano en favor de otro.
Imagina que una persona necesita hacer un pago de $5,000 pero no tiene lo suficiente y entonces algunos amigos deciden cooperar y mediante una colecta recogen $4,500 y lo entregan al amigo. Ahora puede hacer su pago de $5,000 aunque en realidad él solo puso $500 y sus amigos pusieron el resto.
Pablo no tenía fondos suficientes para pagar su “tribulación asiática”, pero gracias a la coperacha de los hermanos en la fe, pudo salir adelante y dar testimonio de ello cuando escribió a los corintios:
“cooperando también ustedes a favor nuestro con la oración…” 2 Cor. 1:11
En este mismo versículo el apóstol da testimonio de que Dios le concedió el don que necesitaba “por medio de muchos”.
¿Qué vas a hacer la siguiente vez que enfrentes una “tribulación nivel asiático? ¿Te vas a alejar de la iglesia?, ¿vas a enojarte con Dios por permitir una prueba superior a tus fuerzas?, ¿o vas a buscar socios de oración, personas que hagan una coperacha a favor tuyo para poder salir adelante?
Dios espera que nuestras tribulaciones nos acerquen a Él y a la comunidad de la fe, en lugar de que nos alejemos de ello. Orar unos por otros es la manera de vencer las pruebas insoportables y de cumplir con ello la ley de Cristo.
Comments