Hace poco vino a verme un varón que se quejaba amargamente de su existencia, se lamentaba de la mayoría de las cosas que le había tocado vivir, comenzando por su papá, quien abandonó a la madre de este hombre, cuando se enteró que estaba embarazada de él, después su madre se unió a otro varón, quien resultó ser violento y los golpeaba, y finalmente, también los dejó, y al paso de los años, se unió a otro quien era adicto a diversas sustancias, así que usted se puede imaginar que la vida de esta persona, estaba rodeada de desgracias, pobreza, falta de oportunidades, y lloraba, si tan solo hubiera conocido a mi verdadero padre, o hubiese tenido un buen papá...
Es realmente maravilloso pensar que podemos tener una relación paternal con la persona más grande, poderosa, rica e influyente del universo entero, Dios, el creador de todo lo que existe, y que además de todo, nos considere para que al recibirlo, tengamos el derecho, la oportunidad y el privilegio de ser Sus hijos. Jn. 1:12 Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. (NVI).
Tú, como padre o madre, no amas más a sus hijos, por el hecho de que te busquen u obedezcan, ni los amas menos por hacer lo contrario, porque sean traviesos, desobedientes, rebeldes o malos estudiantes.
Tú, como padre o madre les das de comer, sin importar lo uno o lo otro, puede ser que les otorgues un premio o un castigo, pero tus responsabilidades como padre no cambian, lo mismo es Dios hacia nosotros.
Dios es nuestro Padre porque Él nos creó y nos protege. Malaquías 2:10 ¿No tenemos todos un mismo padre? … (RV60)
Fue iniciativa de Dios el hecho de que tú y yo pudiésemos tener una relación paterna con Él, pues no nos quería ver como un rey a sus súbditos, ni como amo a sus esclavos, sino que nos quiere ver como a hijos, sin embargo, nuestro pecado nos aleja de Él y es lo que arruina la relación entre Dios y nosotros, pero fue Él quien decidió que esta relación se restaurara y se cumpliera de esta manera lo que Él siempre ha soñado Jeremías 3:19 ”Yo me preguntaba: ‘¿Cómo podré contarlos como hijos míos, y darles esta tierra deseable, la heredad más rica de las naciones?’ Entonces pensé: ‘Ustedes me llamarán Padre mío, y nunca se apartarán de mí.’ (RVC). Por eso surgió este anhelo que llegó a convertirse en una promesa 2 Corintios. 6:18 Y seré un Padre para ustedes, y ustedes serán mis hijos y mis hijas.» Lo ha dicho el Señor Todopoderoso. (RVC).
Por tal razón nos invita a tener una relación diaria y de confianza con Él, a tal grado, que nos anima a acercarnos a Él, abrirle nuestro corazón, platicarle lo que nos pasa, expresarle lo que sentimos, desahogarnos con Él, y pedirle lo que necesitemos. Salmo 2:7-8 Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra. Es decir, el Señor nuestro Dios quiere tener contigo, amigo lector, una relación de amor y dependencia, exactamente como es la relación de un padre o de una madre con cada uno de sus hijos a quienes aman, procurando su bien todo el tiempo, pues solo el amor de esta naturaleza está dispuesto a renunciar a sus propios derechos, incluso a su propia vida por la de sus hijos y eso es exactamente lo que tu Padre celestial hace por ti, Él ya entregó Su vida a nuestro favor, y nos abre las puertas al lugar más íntimo para entrar a Su presencia y podamos reunirnos con Él, platicar con Él, escuchar Su voz, depender de Él, ser animado por Él, y sentir Su amor de una manera muy personal y directa.
Cuando tú ores, siéntete con la confianza de que Él es tu Padre y le puedes llamar ¡Abba Padre! como nos enseña Gálatas. 4:6-7 Y por cuanto ustedes son hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: «¡Abba, Padre!» 7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, también eres heredero de Dios por medio de Cristo. (RVC)
Así es, tú y yo recibimos el mismo Espíritu que tiene Jesús el Hijo de Dios y por el cual, clama ¡Abba Padre! Marcos 14:36 Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti…(RVC) Lo que significa que tú y yo podemos clamar a Dios con la misma y tierna palabra, de Abba, como los niños pequeños llamaban a sus papás, con un papito o papi, así de cercana quiere el Señor que sea nuestra relación tuya con Él.
Así que Dios no nos ve como empleados, esclavos, ni siervos, sino como hijos, Romanos 8:15 Pues ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice nuevamente al miedo, sino que han recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (RVC)
Acércate a Dios con la confianza con que un niño se acerca a su papá, pues Él te está esperando con los brazos abiertos. Recuerda que Dios está tan cerca de ti como una oración que tú decidas hacer.
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